10 octubre 2006

La Ciudad de las Campanas

Desde un tiempo a esta parte he llegado a notar que SLP es la ciudad de las campanas. Acá en el centro colonial las iglesias abundan, y en un radio de 5 cuadras alrededor de mi casa hay por lo menos unas 8 iglesias distintas, cada cual con su par de campanas. Si a este factor le sumamos la tradicionalmente latina impuntualidad y el fervor religioso que lleva a los potosinos a celebrar misa varias veces al día, todos los días de la semana, ya se pueden imaginar que el bronce en esta ciudad esta truene que truene.

En un principio lo encontraba bonito, después lo encontré extraño, ahora ni me fijo la verdad. Pasó a ser un matiz más de la ciudad. Pero lo que si me descoloca y no puedo acostumbrarme es a los cuetazos. Como hay tanta campana, algunas iglesias cuando se encuentras especialmente entusiastas, tiran unos 4 o 5 petardos al aire. Uno que proviene de un país relativamente apacible, va tranquilo y desprevenido caminando por la calle cuando de repente escucha unos bombazos encima y queda con el corazón en la boca y la espalda contra la muralla tratando de averiguar que demonios es lo que pasa. Pero no pasa nada. Si se tiene mucha suerte se logra distinguir los globitos de humo que se desvanecen en el aire de la ciudad mientras los potosinos siguen con su vida cotidiana.

Por un lado esto me hace pensar que en México son mucho más religiosos que en Chile, pero luego me doy cuenta que va un poco más allá de la simple religiosidad. Estamos en San Luís, una ciudad colonial relativamente pequeña que se enorgullece de su tradición católica. De hecho cada barrio tiene un santo patrono propio, el cual tiene su templo correspondiente. Así, el barrio de San Miguelito, tiene una iglesia dedicada a este santo en particular, y cuando se acerca la fecha de San Miguel, el barrio se viste de fiesta y tienen una semana de feria y actividades comunitarias en la plaza frente a la iglesia. La parroquia del barrio organiza las actividades y los stands junto con los entusiastas vecinos que se presentan a vender todo tipo de cosas, a elegir a la reina del barrio y a disfrutar de música y danza variada. Lo que se llama una intensa vida comunitaria y un excelente aprovechamiento de los espacios públicos de la ciudad.

Es a través de las iglesias que la comunidad se hace presente en la ciudad y genera la renombrada “polis” de la que hablaban los griegos. Acá la política esta tan manoseada y tiene tanta mala fama, que la gente prefiere ni meterse, y suplen su necesidad de participación ciudadana con las actividades parroquiales que hacen ruido en las calles. Hacen patria y generan identidad cultural, son seres completamente políticos, a pesar de estar alejados de los partidos políticos existentes. ¿Quién dijo que la iglesia estaba separada del estado? Sea quien sea, claramente no ha venido a México.


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