02 febrero 2007

No les hago largo el cuento

Bueno, a pedido de la Gaby, me pongo a actualizar el blog con lo que he estado haciendo.
Me regresé a México de sorpresa. Sorpresa porque no le conté a casi nadie hasta que simplemente me vine... ya llevo casi unas 3 semanas aquí. Me he visto con las amistades que importan, y el primer par de semanas no hice nada digno de comentar. Puro flojeo, pelis, y alguna que otra kawamita (cerveza de litro).

El sábado pasado fuimos a conocer la iglesia del desierto. Ya se pueden imaginar que es simplemente una iglesia en medio del desierto. Queda como a 30 minutos de San Luís. Para variar, llegamos y la iglesia estaba cerrada. Pero, ya que hay que aprovechar, medio subimos un cerrito que había al lado para disfrutar el paisaje y la puesta de sol. Había un silencio impecable. Ni si quiera soplaba el viento… fue rico. De esos paseos que te permiten tomar distancia a uno de esos lugares que invitan a la introspección.

Esa noche, tomé un bus al DF para tomar el domingo un avión a Dallas. Es la 5ta vez que paso por el aeropuerto de MEX… así que ya me está pareciendo terreno familiar. ¿Por qué demonios alguien quiere viajar a Dallas? Bueno, por trabajo claramente. Me conseguí una práctica en una empresa defequeña que se dedica a hacer filtros de corriente armónica para instalaciones eléctricas industriales. O algo así… si no lo entiende no se preocupe, casi nadie lo hace. Pero hagan de cuenta que son cajas de fusibles para plantas industriales. Me han pedido es que rediseñe los gabinetes dentro de los cuales van sus productos, porque actualmente los meten en un rectángulo metálico y ya.

La verdad es que para ser mi primer viaje de negocios estuvo bueno. Lo que uno aprende, más de lo que va directamente a hacer, es cachar como es que se manejan los peces gordos. Y la verdad es que la actitud cambia cuando se están negociando acuerdos de varios millones, a un simple contrato de trabajo. Igual a mí el mundo empresarial no me gusta mucho… pero hay que ser práctico y entender que te permite hacer muchas cosas el estar bien considerado por la gente que toma las decisiones.

Y después de Dallas, de regreso al DF, donde me quedé por primera vez después de todo este tiempo en México. Me quedé nada más un día. Igual tengo que volver a mediados o finales de febrero y quedarme un par de días trabajando con los ingenieros de la práctica, así que no hay caso en aventarse todo el turismo junto. Me alojé cerca del zócalo y por la mañana conocí la famosa catedral que se hunde, una vuelta rápida al Templo Mayor (una vista de ambas en la foto de arriba), el Hotel México con su gloriosa cúpula de vitral y una pulquería tradicional.

El pulque es una bebida embriagante que los mexicas vienen haciendo desde antes que Cortés se aventurara por estos lares. Se hace a partir del agave, la misma planta que usan para el tequila y el mezcal, pero es de fermentación rápida. Por ello es harto más barato y te revuelve la guata… algo así como la chicha. La pulquería a la que fuimos lleva más de 100 años funcionando… lo que es impresionante para un sucucho de mala muerte que lo único que vende es pulque, y que te regala algo para comer si es que te da hambre. Supongo que habla mucho de la cultura etílica de los lugareños. En fin. Se ya se alargó el cuento. Saludos.

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